Dos poemas
Mary O’Malley
Traducción de Paula C. Riofrío
Número revista:
5
Porpoises
Off Slyne Head at night
In a fifty-foot trawler
It is cold and black
Even at midsummer.
The sky is close.
Out from the once manned rock
With electric light
Arcs over water.
A mysterious life pulses
Under the boat. Something
Disturbs the even breathing
Of the waves. A sound like wings
And a shape, indiscreadiable
In darkness, shaves the surface.
The fisherman hears.
And leans over the bow.
The hairs on his neck rise
With le memory of old stories
A school of invisible porpoises
Is passing. 'Christ, they were lovely!’
Their perfect phosphorescent shape
Sculpted in the algae.
And there was blood on the moon.
Focénidos
Por la noche en Slyne Head
en un arrastrero de cincuenta pies
es frío y oscuro
incluso en mitad del verano.
El cielo está cerca.
Fuera de las rocas alguna vez manipuladas
con luz eléctrica
arcos sobre el agua.
Una vida misteriosa late
bajo el bote. Algo disrumpe
el constante respirar
de las olas. Un sonido como alas
Y una forma, indescriptible
en la oscuridad, roza la superficie.
El pescador escucha.
Y se inclina sobre la proa.
Los cabellos de su cuerpo se erizan
con memorias de viejas historias.
Una escuela invisible de focénidos
pasa. ¡Dios, eran adorables!
Su forma perfecta y fosforescente
esculpida en alga.
Y había sangre en la luna.
Absent
Say mackerel schoaled through the lullabies
Wrens circled Christ's head and drank Mary’s tears;
Say each love song was a festival of desire
And allow that the touch of some shapeless thing
Sickened his mind one night between bog and shore—
When he turned his back on his children
And cut their mother out of his life
He was harder than Connemara Stone.
Old women pulled shawls over their faces
The silence of daughters descended
Our memories closed into a fist.
Ausente
Di bancos de caballas a través de los arrullos
Sotorreyes circunvolaron la cabeza de Cristo y bebieron las lágrimas de María;
Di que cada canción de amor fue un festival de deseo
Y permite el roce de alguna cosa sin forma
Haya enfermado su mente una noche entre la ciénaga y la orilla—
Cuando dio la espalda a sus hijos
Y cortó a su madre fuera de su vida.
Era más duro que la piedra de connemara.
Las mujeres viejas se cubrían el rostro con sus chales
El silencio de sus hijas descendió
Nuestras memorias cerradas en un puño.