Ensayo
4ª estación: Ca Foscari, de Cristina Peri Rossi,
un encuentro con el tiempo del Aión
Andrea Torres Armas
Número revista:
Tema libre
4ª estación: Ca Foscari
Cristina Peri-Rossi
Te amo como mi semejante
mi igual mi parecida
de esclava a esclava
parejas en la subversión
al orden domesticado
Te amo esta y otras noches
con las señas de identidad
cambiadas
como alegremente cambiamos nuestra ropa
y tu vestido es el mío
y mis sandalias son las tuyas
Como mi seno
es tu seno
y tus antepasadas son las mías
Hacemos el amor incestuosamente
escandalizando a los peces
y a los buenos ciudadanos de este
y de todos los partidos.
A la mañana, en el desayuno,
cuando las cosas lentamente vayan despertando
te llamaré por mi nombre
y tu contestarás
alegre,
mi igual, mi hermana, mi semejante.
Una de las cosas que nos reveló Proust en Por el camino de Swann, es que los sabores traen a la memoria recuerdos precisos. Hace poco, una amiga, mientras tomaba yogur, recordó una época particular en su vida y anotó con desenfado, como si dijera cualquier cosa, esta idea: «El momento exacto en que percibimos un sabor, se abre como un paraguas la memoria», decía Cecilia. Pasa que la memoria depende de los afectos, de lo que otros cuerpos (humanos, animales, vegetales, en suma, cuerpos físicos) generen en su encuentro con nosotros. Quizá sea cierto que, gracias a la memoria, podemos ver que el paraíso no se ha perdido, sino que solo —y momentáneamente— se nos ha olvidado. Recordar nos hace recobrar el tiempo, actualizarlo; pone en vigencia el afecto, el instante preciso en que el paraguas se despliega y un lugar o un instante o una persona cualquiera empiezan a ser significativos. Eternos.
Decir algo sobre la poesía, reduce; no creo que haya nada más antinatural, pues el poema —la poesía, en realidad— es lenguaje en expansión continua. Sin embargo, decir sobre ellos implica trazar un puente hacia la familiaridad.
Adentrarse en la poesía de Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941) supone un encuentro con esa memoria recobrada, con la tradición literaria y con el lenguaje en sí mismo. Es un encuentro con la cadencia y la sensualidad, pero también con la palabra justa, sin contención ni artificio. Si hacemos un recorrido ligero por algunos de sus poemas, encontraremos ciertos elementos que se convierten en constantes de la construcción poética: la reflexión sobre la palabra, la materialidad del cuerpo, el deseo, el erotismo, el amor lésbico, el exilio, la dimensión política, el sueño. Partiendo de estas constantes, en este breve ensayo analizaremos el poema «4ª estación: Ca Foscari», originalmente publicado en Lingüística general (1979) y reeditado en 2019 por El Quirófano Ediciones en la antología La barca de Eros. Quizá este desglose que continúa sea arbitrario, pero lo es de la misma manera caprichosa en que un poema nos golpea en el cuerpo y nos cambia la vida.
1ª estación: Semejanza
Si el título de este poema nos ubica geográficamente y nos propone un recorrido: cuarta estación, castillo Foscari, gran canal, Venecia, el primer verso: «Te amo como mi semejante / mi igual mi parecida / de esclava a esclava» (Peri Rossi, 2019, p. 39) nos presenta el universo.
El sujeto lírico nos habla desde la identidad, la simpatía y la celebración. Simpatía viene del griego sympátheia que es el «acto de sentir igual que otro», se deriva de patheînque es «sufrir, experimentar un sentimiento» y pertenece a la familia etimológica de padecer. Cuando la voz poética menciona a su semejante y nos dice que ambas son lo mismo, es, indudablemente, una declaración de principios al estilo de Salomón o de Walt Whitman: «I celebrate myself, and sing myself, / And what I assume you shall assume, / For every atom belonging to me as good belongs to you»[1].
Las amantes son la misma materia, cuerpos deseantes, proximidad.
2ª estación: Cantares
Es inevitable remitirse en ciertas líneas de este poema a ese libro ‘anómalo’ en la Biblia: el Cantar de los Cantares, atribuido a Salomón. Ese que es tanto una celebración del amor sexual entre dos amantes que se elogian mutuamente, cuanto una metáfora de la creación (los amantes se comparan con todas las cosas del mundo, son la creación, una tradición mística) y encarnación humana de la naturaleza. Así:
Mi amado es para mí, y yo soy para mi amado: él pastorea entre los lirios.
Antes que sople la brisa del día y se huyan las sombras, vuelve, sé semejante, amado mío, a una gacela o a un joven cervatillo por los montes de Béter (Salomón atrib, s. f.) (2: 6-17).
En ambos textos los amantes se emparentan en cuanto son intercambiables. En ambos existe el deseo y este, como pura afirmación. El deseo busca la incorporación del otro (la otra), la incorporación del afuera del que nos hablan Deleuze y Guattari en su idea del devenir en Mil mesetas, lo que se traduce en el poema como:
Te amo esta y otras noches / con las señas de identidad / cambiadas / como alegremente cambiamos nuestras ropas / y tu vestido es el mío / y mis sandalias son las tuyas / Como si seno / es tu seno / y tus antepasadas son las mías (Peri Rossi, 2019, p. 39).
Devenir implica una transformación trascendental en las formas de hacer y sentir, pero, sobre todo significa «que los datos más familiares de la vida han cambiado de sentido o que ya no mantenemos las mismas relaciones con los elementos habituales de nuestra existencia» (Zouravichvili, 1997, p. 1). Devenir es, en segunda instancia, un encuentro involuntario que, si bien tiene como sujeto a sí mismo, sucede por estar en relación con otra cosa. Este devenir-otro, por lo tanto, se encuentra en la dimensión del acontecimiento, en la condición de posibilidad del pensamiento y, por extensión, de la existencia.
Amar a la otra, devenir-amante en el texto, es una forma de existir.
3ª estación: Cuerpo y política
El erotismo, la mujer y el amor lésbico se han mantenido presentes a lo largo de toda la producción literaria de la autora. Clara Umpiérrez Nova, en su ensayo Cristina Peri Rossi: mujer, lenguaje y poesía, afirma que para la autora «lo inefable del lenguaje se une a lo inefable de la mujer» (2009, p. 5). Pero, más allá de la exploración de los límites del lenguaje en la obra poética en la que, en este caso, el espectro lingüístico se presenta insuficiente, existe también una rebeldía del sujeto lírico, no solo frente al materia que usa en su creación, sino también una dimensión política para reivindicar el cuerpo, el amor lésbico subvierte el orden social establecido y para ello recurre a un lenguaje «sui generis, prístino, visceral, pre-lógico y preverbal» (Narváez, 1988, p. 84).
Cuando el sujeto lírico enuncia: «Parejas en subversión / al orden domesticado» (Peri Rossi, 2019, p. 39), implica un «somos» y plantea un statementpolítico. Los versos: «Hacemos el amor incestuosamente / escandalizando a los peces / y a los buenos ciudadanos de este / y de todos los partidos» (Ibíd.) dan cuenta de que los sistemas de dominación (heteronormativos y patriarcales) afectan al sujeto poético de manera que el lenguaje literario se vuelve, como señala Umpiérrez Nova: «el sostén de “juegos lingüísticos”, a la vez que posibilita la creación de “lenguajes privados”» (Umpiérrez Nova, 2009, p. 3). Este impulso lúdico busca:
Naturalizar el placer del cuerpo, transfigurado en un acto libre y alegre, en una actividad espontánea y natural que no tolera la solemnidad de las reglas que precisen nuestra cultura, en un modo de reconciliarse con el mundo y consigo mismo, en plena libertad (Verani, H. en Umpiérrez Nova, 2009, pp. 3–4).
Jean Luc Nancy, entorno a las metáforas del cuerpo, propondrá que el cuerpo en sí mismo siempre nos remitirá a otros cuerpos. Este texto nos pone frente a todo un bloque de heterogeneidad que se opone a la normativización y supone el cuerpo como lugar del goce.
4ª estación: Eternidad
Te amo esta y otras noches […]
A la mañana, en el desayuno,
cuando las cosas lentamente vayan despertando
te llamaré por mi nombre
y tú contestarás
alegre,
mi igual, mi hermana, mi semejante (Peri Rossi, 2019, p. 39).
Esta estrofa con que se cierra el poema nos pone, en tanto lectores, en relación con otros cuerpos o, mejor dicho, con sus rastros de escritura. Con Baudelaire, por ejemplo: «Hipócrita lector —semejante, hermano mío—» (2004, p. 16); con Aciman y Guadagnino: «Call me by your name and you call me by mine», lo que incluso nos puede hacer pensar en Peri Rossi como su precursora —en términos borgianos—; nos conduce a los Ensayos de Montaigne: «Quiero que se me vea en mi forma simple, natural y ordinaria, sin contención ni artificio, pues yo soy el objeto de mi libro» (De Montaigne, s. f.) y, con esa naturalidad, propone que lo que podría ser un evento trivial, un vulgar episodio doméstico se convierta en un elemento verdaderamente significativo (así como tomar yogur y pensar en Proust). Además, nos remite nuevamente al Cantar de los Cantares y a esa dimensión que podríamos suponer compartida: el sueño, lo que acontece en la suspensión de la vigilia; y con esto nos introduce en un misterio profundo: el tiempo.
Según dice Deleuze en Lógica del sentido, existen dos tipos de tiempo: por un lado, el tiempo cronológico, cuantificable y divisible en horas; y, por otro, el tiempo del Aión, que corresponde al instante y, por lo tanto, a la eternidad.
Ese tiempo es en el que tienen lugar todas las experiencias del sujeto, donde se dan el pensamiento, el arte, la poesía y el amor. Es también ahí, en el Aión donde confluye el sueño, esa eternidad en que para las amantes (mutuamente amadas) todo es posible.
[1] «Me celebro y me canto a mí mismo, / y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti, / porque lo que yo tengo lo tienes tú / cada átomo de mi cuerpo también te pertenece» (Whitman, 1904) Traducción propia.
Referencias
Baudelaire, C. (2004). Prefacio. En J. Mestas (Ed.), Las flores del mal (3a ed., pp. 15–16). Mestas.
De Montaigne, M. (s. f.). El autor al lector. Ensayos de Montaigne seguidos de todas sus cartas conocidas hasta el día. http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/ensayos-de-montaigne--0/html/fefb17e2-82b1-11df-acc7-002185ce6064_156.html#I_4_
Narváez, C. (1988). La poética del texto sin fronteras: descripción de un naufragio, Diáspora, Lingüística general, de Cristina Peri Rossi. INTI. Revista de literatura hispánica.
Peri Rossi, C. (2019). La barca de eros (A. Rodríguez (ed.)). El Quirófano Ediciones.
Salomón atrib. (s. f.). Cantar de los cantares. En Biblia de Jerusalén. https://www.bibliatodo.com/la-biblia/Biblia-de-Jerusalen/cantares-2
Umpiérrez Nova, C. (2009). Cristina Peri Rossi: mujer, lenguaje y poesía. Espéculo. Revista de estudios literarios. https://www.biblioteca.org.ar/libros/150765.pdf.
Whitman, W. (1904). Song of myself. En Cornell University Library. East Aurora, N. Y. Done into print by the Roycrofters. https://archive.org/details/cu31924022222057/page/n15.
Zouravichvili, F. (1997). ¿Qué es un devenir para Gilles Deleuze? Reflexiones Marginales.